P R O L O G O
Por: Juan
Pablo Cornejo Diez de Medina[1]
Son diversas las
maneras que se tienen para la recolección
del material social, sea para investigaciones, tesis, trabajos científicos, paper, documentos de registro, otros. Van desde la observación, entrevistas, encuestas y otros métodos menos tradicionales, como lo
puede ser en este caso el teatro. El Teatro Espontáneo es una forma emergente de
recolección de información y de intervención que sucede al mismo tiempo que ésta
se recolecta.
El Teatro Espontáneo
ha ido adquiriendo una posición cada vez más importante dentro del mundo de las
intervenciones sociales y grupales, como también en el mismo universo del Teatro como tal. Se fundamenta en el Teatro de la Espontaneidad
de Moreno[2],
psiquiatra rumano y terapeuta grupal, el que da origen posteriormente al
psicodrama. Fue Moyses Aguiar en Brasil
junto a María Elena Garavelli[3]
en Córdoba-Argentina quienes dan cuerpo y crean lo que hoy denominamos Teatro Espontáneo
Latinoamericano. No podemos olvidar la
presencia de Augusto Boal[4]
con el Teatro del Oprimido en Brasil y Paulo Freire con la Pedagogía del
Oprimido, mientras Jonathan Fox y Jo Salas crean en Estados Unidos el Teatro
Playback[5]
quienes de alguna manera influencian el desarrollo del Teatro Espontáneo y este
al Teatro Playback a través del intercambio entre Garavelli y Fox.
Moyses Aguiar afirma que el Teatro Espontáneo puede ser utilizado como herramienta para la transformación, como forma de conocimiento y como experiencia de vida, fundamentalmente porque es una forma de arte.
El Teatro Espontáneo
posee varias esferas de desenvolvimiento con herramientas específicas propias que
surgen de su técnica, las que pueden ser agrupadas en tres distintas áreas que
se interrelacionan entre sí. Una de
ellas son las artes, relacionadas con
la estética de la escena, la mejora de la expresividad, originalidad,
versatilidad y el lenguaje de la historia. La otra es la
interacción social, relacionada con la generación de una atmósfera segura
de expresión de las narraciones; inclusión, no juicio; conocimiento psicológico
y relacional y despertar de las inquietudes sociales. Y por último, lo ritual, mantención de reglas y
estructuras básicas, elementos transpersonales de comunicación, objetivos de
transformación grupal a través de un evento ritualista y tradición oral. Las tres esferas al interactuar
entre sí, permiten que la energía grupal fluya, generándose un dinamismo y sinergia del actuar
de éstas. Se describe que el Teatro Espontáneo
tiene algo de magia, de acto chamánico.
En Chile, el
Teatro Espontáneo aparece posterior al desarrollo en Córdoba, y los exponentes
nacionales adquirieron sus destrezas de enseñanzas de Garavelli y Aguiar, luego,
la mayoría de ellos, de su formación como psicodramatistas. En el Norte de Chile, específicamente
Iquique, surge desde una agrupación de
teatro de tablas, el Colectivo Zeta, el que con el tiempo llega a convertirse
en el más importante exponente Espontáneo en esa zona lejana de nuestro país. Guillermo Ward, también psicodramatista, junto
a su Compañía se dedican hace ya 5 años a difundir en distintos espacios,
circunstancias y formas el Teatro Espontáneo
en la región de Tarapacá.
El proyecto
Fondart 2017 “Narraciones del Desierto”,
dirigido por Ward, viene a rescatar la identidad y las historias de los
habitantes de la pampa del Tamarugal, la que se encuentra ubicada en el corazón
del Desierto de Atacama; el rescate se realiza a través del contar historias, donde los asistentes a las funciones narran libremente una historia personal,
la que es escuchada por la audiencia, por los actores de la compañía y por un
director, quien atentamente va captando la esencia emotiva y narrativa de ésta,
el corazón de la escena; construyendo lo
que la maestra Garavelli denomina síntesis
poética, la que el director propone a la compañía para su representación en
escenas a través de diferentes formas y/o estructuras con el fin de darle
cuerpo y poner el cuerpo en esta historia. La representación dramática se construye por
la propuesta indicada por el director, como por la sintonización en la
comunicación corporal, relacional y emotiva de los actores en base a las
resonancias internas que surgen de la historia narrada, intentando expresar de
la manera más fidedigna posible la esencia de la historia del narrador. Se entiende por parte de la compañía la
expresión dramática de los actores, como una especie de regalo y devolución a
quienes las han narrado de una manera respetuosa y considerada con la intimidad
de éstos y sus historias.
El impacto que genera en el
narrador como en la audiencia, la observación y apreciación de la expresión de
la escena, pareciera gatillar a través de un mecanismo de espiral, la emergencia
de emociones y sensaciones que vienen a dar la aparición de escenas mentales en
resonancia a lo visto con lo vivido en cada uno de ellos. Esta
emergencia de escenas permite generar un clima emocional de confianza y de emociones
comunes que conduce a que otros narradores sientan que pueden aventurarse a
pasar al estrado o desde sus lugares a contar una nueva historia. En las sesiones pareciera ocurrir que las
vivencias narradas presentarán temáticas relacionadas entre sí desde la
sinonimia o de la oposición, pudiendo describir una secuencia de historias y
secuencias escénicas que, en general, en la última historia narrada y por ello la
última escena representada es la que viene a dar sello y cuerpo a este
transitar durante la función.
No solo debo
describir y comentar sobre el Teatro Espontáneo desde su dinámica y orígenes, si
no desde mi involucramiento, ya que fui invitado a participar en una de las
aventuras de transitar en el desierto,
con una función que la Compañía realizó en la localidad de Pisagua. Así que
viajé desde Santiago, capital de nuestro país, más de 1800 kilómetros para
llegar a Iquique y luego aproximadamente 180 kilómetros más por tierra para
llegar a la increíble localidad de Pisagua.
Pisagua tiene
una historia compleja, desde haber sido un puerto perteneciente al Perú adosado
a Chile posterior a la guerra del Pacífico, siendo muy importante y adinerado por consecuencia
del salitre, a transformarse luego en una cárcel en diferentes periodos, y
constituirse en un lugar de tortura severa en la dictadura; llegando hoy a ser
una localidad muy precaria, con un alto índice de pobreza, aislada y
francamente abandonada por la institucionalidad. Ahí nos dirigíamos a realizar una nueva
función del denominado Teatro Espontáneo, a rescatar lo que Pisagua pudiese
darnos; a rescatar lo que sus habitantes
de hoy pudiesen narrarnos. En esta ocasión se me solicitó si podía ejercer la
función de director del Colectivo, pasando el director a tomar el lugar de
actor. Arribamos a la localidad después
de dos horas de viaje, pasando una cordillera y paisajes particularmente
emotivos. La expectación que sentía en
ese momento, previo a ver Pisagua por primera vez, generaba en mí un movimiento
interno difícil de describir. La función se realizó en el teatro de la
localidad, teatro digno de ser un monumento histórico por su belleza
arquitectónica, pero a la vez muy deteriorado por el pasar de su historia y
al parecer abandonado. Corría la función y nos era difícil contener las
distintas emociones que nos revolvían internamente, producto de las emergencias
de las historias ahí narradas y del clima emocional que se estaba gestando. Mis ojos se humedecieron y me corazón
se puso a mil, me sudaban las manos y por momentos mi voz se quebraba, los actores se
encontraban en resonancia con ellos. La audiencia cerca de unas 20 personas, compuesta
por diversos pobladores de diferentes grupos etáreos, desde niños, escolares,
hasta adultos mayores, susurraban lo que aquí sucedía y algunos llenaban sus
ojos de lágrimas.
La sesión
concluyó con la emergencia de sentimientos de esperanza como posible visión de futuro,
ejemplificado y concretizado en la figura de los niños e infantes quienes
constituirían la posibilidad futura de que Pisagua emerja y salga adelante del
abandono percibido por sus pobladores y apreciado por quienes pisan estas
tierras desérticas.
La experiencia
de conducir la función en Pisagua y visualizar el tránsito desde la
desesperanza y abandono hacia la posibilidad de surgir y construir futuro, que
se gestó gracias a la intervención dramática recolectora de historias y
vivencias personales amplificadas en la audiencia completa, hace vislumbrar que
este tipo de intervenciones, llamadas Teatro Espontáneo las haga posibles.
Así en esta oportunidad el humilde "teatro imperfecto e inacabado" como lo define Moreno, salió de una sala, salió del centro para ira las periferias, lugar donde los
habitantes residen, lugares típicos o simbólicos de estas localidades en donde
el espacio físico se constituyó en un disparador de recuerdos y atrape de
escenas en la memoria reciente,
pertenecientes a este capital socio-antropológico-histórico y humano
inherente al lugar en donde se desenvuelve el día a día.
El proyecto Narraciones del Desierto viene a cimentar
un precedente nunca antes realizado en Chile -según mis antecedentes- y menos en
el Norte de nuestro país. El Teatro Espontáneo viene a posicionarse como una
manera interesante y lúdica de rescatar memoria, facilitar emergencia de
recursos, visualizar nudos de dificultades, observar el pasado, procesar el presente,
mirar hacia el futuro. Un teatro que viene a encontrarse con la gente, por la
gente y para la gente. Una potente herramienta de gestación de cambio al
interior de quienes lo experimentan, un foco de intervención social y antropológica,
una manera en este caso de construir identidad desde el arte y del territorio.
Santiago, Enero 2018
[1] J.P. Cornejo D. de M., es Médico Psiquiatra y
Psicoterapeuta, pos titulado en
Psicodrama y especialista en Teatro
Espontáneo, además de académico de la Facultad de Medicina de la Universidad de
Chile, Santiago.
[2] Moreno Levy, Jacob. El teatro de improvisación (2016).
Traductora Carola Pivetta. Buenos Aires.
[3] Garavelli, María Elena. Odisea en la Escena, Teatro espontáneo
(2003). Córdoba: Editorial Brujas.
[5] Munakata,
Kayo. Playback Theatre Nyumon, Introduction to Playback Theatre. (2006). Tokyo:
Akashi Shoten